Fracturas por stress
El tejido óseo o hueso es visco elástico a diferencia de la creencia general de que es rígido. La viscoelasticidad depende de la dirección y velocidad de la carga. El colágeno (90% del tejido orgánico del hueso), determina la mayoría de las respuestas al estrés. Los cristales de hidroxiapatita de calcio constituyen el 8% del peso del hueso cortical, el cual debe interactuar con el colágeno no mineralizado, la suma de estos 2 compuestas le aportan al hueso la rigidez que necesita pero a la vez le proporciona elasticidad para poder soportar los diferentes mecanismos de estrés a los que se enfrenta todos los días.
Las fracturas por estrés se producen en un hueso de resistencia elástica normal como resultado de una excesiva actividad muscular realizada de manera repetitiva ( fracturas por fatiga), frecuente en deportistas, con localizaciones en la tibia para corredores, y metatarsianos para reclutas militares; fuerzas relativamente normales sobre un hueso debilitado( fracturas por insuficiencia), frecuentemente halladas en pacientes con osteoporosis; de manera que se produce inflamación en la médula ósea, pero no por una rotura franca de la corteza.
Estadísticamente, las mujeres son más proclives que los hombres a sufrirlas, este tipo de fractura se ha incrementado, sobre todo en la tercera edad. El retardo en el diagnóstico o el error que se produce con frecuencia, al confundirla con una enfermedad tumoral ósea, forman parte de los principales problemas a los que debemos enfrentar los médicos.
El aumento de actividad muscular hace que el hueso responda con un proceso de remodelación e hipertrofia, pero hay una etapa transitoria de reabsorción ósea en la que el hueso es relativamente débil, se vuelve vulnerable a este tipo de fracturas debido al desequilibrio existente entre la resistencia ósea disminuida, y el aumento de la fuerza y tono muscular.
Stanitsky y cols. (AJSM 6: 391-6) sostuvieron que la acción muscular repetitiva y rítmica predisponía a la falla ósea. En una situación de alta demanda en la cual no había tiempo suficiente para la reparación normal del hueso, estas reiteradas fuerzas musculares provocadas suficientes traumas submáximos no resueltos como para causar una fractura por estrés.
Li y cols. (AJSM, 113: 285-294, 1985) mostraron que la respuesta osteoelástica inicial al estrés puede superar la formación de hueso nuevo. El nuevo régimen de sobrecarga puede tardar más de 2 semanas antes que el hueso responda con aumento en la mineralización y resistencia. Este hallazgo de investigación en un modelo animal, fue clínicamente comprobado en estudios con reclutas militares que modificaron su entrenamiento en la tercera semana crítica y presentaron una frecuencia un tercio menor de fracturas por estrés en miembros inferiores que el grupo control que no realizó modificaciones en la tercera semana
RESEÑA HISTORICA:
Las fracturas de estrés fueron descritas originalmente en 1855 por un médico militar prusiano llamado Briethaupt. Éste describió las señales clínicas, los síntomas y la historia natural de las fracturas por estrés de metatarsianos en soldados, comúnmente conocidas como fracturas de caminante o “Deutschlander’s fracture”, los cuales presentaban dolores persistentes en los pies, que empeoraban con la marcha prolongada del entrenamiento militar.
En 1958, fue la primera descripción de fracturas por stress en atletas, hecha por Devas, que basó sus estudios en exámenes radiológicos, haciendo la correlación del lugar del dolor con las alteraciones radiológicas de los atletas.
FACTORES DE RIESGO:
- Deportes de alta competición
- Uso de calzado inadecuado para la actividad física a realizar
- Práctica de un deporte sobre un terreno duro
- Reciente incorporación a la actividad física
- Obesidad
- Juanete
- Amenorrea en la anorexia nerviosa
- Práctica de otros deportes además de atletismo.
- El estrés y la fatiga, el sueño y el descanso.
- La constitución morfológica y antropométrica.
- El calentamiento previo al entrenamiento y a la competición.
- La alimentación.
- La especialidad practicada.
- Osteoporosis, Hiperparatiroidismo, Raquitismo, Osteomalacia.
- Osteogénesis imperfecta, Neoplasias benignas, Neoplasias malignas
- Infecciones y Metástasis.
SÍNTOMAS:
Dolor insidioso relacionado con la actividad que cede con el reposo del miembro afectado.
Con la actividad continua y la consecuente afectación ósea, el dolor usualmente se vuelve constante. Los síntomas a menudo se presentan por dos a tres semanas pero pueden evolucionar desde veinticuatro horas hasta cinco semanas o aún más.
Si las fracturas por estrés se localizan en metatarso o peroné distal y el deportista es principiantes, frecuentemente son bilaterales.
Cabe destacar la importancia en la deportista que presenta amenorrea es la “Tríada de la atleta”, en la cual se agrupan tres tipos de trastornos: trastornos de la alimentación, de la menstruación (hormonales) y del sistema óseo, si bien es un hecho reversible, presenta pérdida de la densidad mineral ósea y las hace propensa a fracturas de cadera, compresión vertebral, hecho frecuentemente hallado en la mujer anciana.
DEPORTES RELACIONADOS Y LOCALIZACIÓN DE LESIONES:
- volleyball : Tibia, metatarso y cúbito
- danza: metatarso
- maratonistas: Tibia, metatarso y pelvis
- baseball: primera costilla
- básquet : primera costilla
- softball : cúbito
- golf: costillas inferiores
Las fracturas más comunes se localizan en:
1- TIBIA. La mayoría de las fracturas por estrés ocurren en el tercio distal de la tibia y suelen responder bien al descanso de la actividad entre 4 y 8 semanas. Sin embargo, en algunos casos, si no se detiene el entrenamiento a tiempo, estas fracturas se pueden transformar en fracturas transversas agudas.
2- MALEOLO INTERNO Y METATARSOS. Las fracturas por estrés más típicas en estas zonas suelen ocurrir en corredores de larga distancia.
3- 5º METATARSIANO. Esta lesión ocurre principalmente en saltadores o deportistas que constantemente están cayendo en el mismo pie de los asaltos.