Hoy en día el sedentarismo se ha convertido en un problema de salud general, acorde a el INEGI el 57.9 % de la población de 18 y más años en México es inactiva físicamente. Esto puedo llevar a diversos riesgos y problemas de salud, uno de ellos siendo las lesiones que surgen debido a una densidad ósea disminuida, debilidad de los músculos, y poca flexibilidad. 

Las lesiones musculoesqueléticas a causa de la inactividad física son de las más comunes, al no utilizar nuestros músculos estos se vuelven más débiles y susceptibles a esguines y desgarros. Las articulaciones también son afectadas ya que pierden soporte con la debilidad de músculos y esto hace que se sobrecarguen. Al igual que la inactividad provoca una mala postura que lleva a dolores crónicos. Para reducir el riesgo es necesario una rutina regular de ejercicio para mantener la fuerza, equilibrio y flexibilidad.

Es importante recordar que el ejercicio es necesario para la salud ósea, manteniendo la densidad de los huesos y promoviendo la absorción de calcio. Los huesos con el paso de la edad se vuelven más débiles y propensos a fracturas, y aumenta el riesgo de osteoporosis, una afección que provoca disminución de la masa ósea. Realizar ejercicio, en especial ejercicio con pesas y resistencia ayuda a reducir este riesgo y mitigar el daño óseo ya que durante el estrés mecánico se activan los osteoblastos, encargados de la reparación y formación del hueso. Con el tiempo este efecto se acumulará dando como resultado huesos más fuertes y con mayor densidad. Por último, el ejercicio incrementa el flujo sanguíneo, el cual ayuda distribuir nutrientes y oxígeno, ambos necesarios para la remodelación ósea.

La falta de ejercicio también afecta otros sistemas como el cardiovascular y el metabólico. Un estilo de vida sin actividad física aumenta las probabilidades de infarto cardiaco, enfermedad coronaria o hipertensión. También predispone a las personas a la resistencia a la insulina ya que el sedentarismo afecta la sensibilidad de insulina y la regulación de la glucosa. Provoca cambios desfavorables en los niveles de colesterol y un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico. El ejercicio fortalece el musculo cardiaco, mejora la sensibilidad a la insulina, disminuye la grasa corporal, y disminuye la concentración de triglicéridos, colesterol y LDL.

En conclusión: un estilo de vida sedentario es dañino para la salud y puede provocar una gran variedad de lesiones. Es importante realizar actividad física regularmente para fortalecer nuestros músculos y articulaciones, mantener nuestros huesos sanos, y prevenir o controlar otras enfermedades crónicas.

Antes de comenzar cualquier actividad física siempre hay que acudir a una revisión con un profesional para descartar riesgos y complicaciones.