La proloterapia es un tratamiento mínimamente invasivo que consiste en inyecciones de una solución irritante en alguna zona de lesión o con dolor. La solución genera una reacción inflamatoria local, lo que favorece a la reparación y regeneración del tejido en esa área.

 ¿En qué pacientes se puede realizar la proloterapia?

 La proloterapia se puede emplear en diferentes casos y en diferentes tipos de pacientes, desde niños y adultos. Las causas más frecuentes son en pacientes con dolor articular, lumbalgía (dolor en espalda baja), dolor en cuello, dolor crónico, entre otros.

 Antes del tratamiento es necesario acudir a consulta para revisión y diagnóstico. Es importante una historia clínica para saber los antecedentes del dolor, desde su comienzo, tipo, ubicación, y causa. También es importante saber tratamientos previos para el dolor actual y enfermedades existentes.

Esto se acompaña de un examen físico donde el médico realizara maniobras para evaluar la movilidad y el dolor, esto en algunos casos se complementa con un estudio de imagen, comúnmente el ultrasonido para detectar con exactitud el área lesionada como el músculo o tendón, lo cual también ayudara como guía en el tratamiento.

 Una vez que se decide realizar la proloterapia se cita al paciente en el consultorio médico, es importante recordar que es un tratamiento ambulatorio por lo que la persona puede volver a su domicilio posterior a la terapia. Se recomienda llevar ropa cómoda y que de un fácil acceso al área donde se inyectara.

Como mencionamos anteriormente, la proloterapia consiste en varias inyecciones alrededor del área afectada, la solución irritante usualmente es la dextrosa, pero también se utilizan el PRP, P2G y células madre entre otras. Antes de infiltrar con dicha solución, se coloca anestesia local mediante pequeñas inyecciones en los sitios previamente marcados lo que la hace una terapia poco dolorosa.

 Después de su aplicación el paciente debe esperar una leve molestia e inflamación en el sitio durante las primeras horas que pueden durar de 48 a 72 horas, por lo cual se le solicita reposo durante este periodo.

 Las sesiones necesarias varían dependiendo el diagnóstico y gravedad del dolor, pero usualmente son de 3 a 6 sesiones con un mes de reposo entre ellas. Posterior al tratamiento se ha reportado una mejoría de más del 80%.

Es indispensable acudir con un médico especialista y con experiencia en proloterapia para un tratamiento eficaz y seguro.